Agro Regional

Crisis en Lácteos Verónica: sin acuerdo con trabajadores

La compañía santafesina mantiene una deuda salarial del 48% correspondiente a abril y no presentó propuestas para regularizar la situación.

El conflicto en la empresa santafesina Lácteos Verónica continúa sin mejoras concretas, tras una nueva reunión sin avances entre representantes de la firma y sus trabajadores en la Secretaría de Trabajo de la Nación. Según informó la periodista Élida Thiery en el programa Ahora Vengo en AIRE, la firma no presentó propuestas para resolver el conflicto salarial, lo que profundiza la incertidumbre de los empleados y el sector.

Débito laboral, salarios impagos y producción frenada: el conflicto en Lácteos Verónica continúa

Durante el encuentro realizado el jueves pasado, la empresa no ofreció ninguna alternativa de pago y, además, pospuso el abono total de los sueldos correspondientes a abril, que hasta la fecha se encuentra saldado apenas en un 52%. A pesar de que se había prometido completar el pago el 4 de junio, no hubo confirmaciones al respecto ni nueva fecha pautada para una próxima instancia de diálogo.

La crisis comenzó a escalar hace tres semanas, cuando los trabajadores —con el acompañamiento del gremio Atilra, pero también por iniciativa propia— comenzaron a realizar medidas de fuerza bajo la modalidad de “débito laboral”. Esta acción consiste en presentarse en los lugares de trabajo, no realizar tareas, pero sí cuidar los productos para evitar desperdicios, especialmente en el manejo de la leche.

Industria láctea en jaque: la situación de Verónica impacta en tambos y proveedores

La empresa, que tiene más de un siglo de historia y plantas operativas en Clason (Iriondo), Lehmann (Castellanos) y Suardi (San Cristóbal), enfrenta una situación crítica. Si bien arrastra problemas financieros desde hace al menos siete años, la demora en el pago de los salarios de abril marcó un punto de inflexión para el personal.

La semana pasada, como medida excepcional, se procesaron 150.000 litros de leche con personal fuera de convenio y algunos operarios convencionados, pero la producción habitual está prácticamente detenida.

Según detalló Thiery, Lácteos Verónica llegó a procesar hasta 700.000 litros de leche diarios en sus mejores momentos. Al inicio del conflicto, la cifra había bajado a 200.000 litros, y actualmente, con las plantas paralizadas, la producción es casi nula.

En paralelo, la empresa enfrenta graves dificultades financieras: sólo en la última semana acumuló cheques rechazados por unos 800 millones de pesos, principalmente destinados al pago a tambos proveedores. Además, extendió los plazos de pago de 30–45 días a 90 días, lo que genera desconfianza en el sector primario.

A esto se suma un esquema de costos insostenible. Verónica cuenta con alrededor de 700 empleados, distribuidos entre producción y administración, lo que representa una relación de apenas 1.000 litros procesados por empleado en tiempos normales, muy por debajo del estándar de eficiencia en América Latina, que se sitúa en torno a los 2.500 litros por trabajador.

Empleados de Lácteos Verónica exigen un plan concreto: “No sabemos hacia dónde vamos”

El lunes pasado, uno de los integrantes de la familia Espiñeira, dueña de la firma, se hizo presente en la planta de Clason para pedir a los trabajadores que retomen sus tareas con la promesa de sostener los salarios. Sin embargo, los empleados solicitaron precisiones sobre el rumbo de la empresa: plan de negocios, proyecciones y medidas concretas para salir de la crisis. Nada de eso fue ofrecido.

Por ahora, no hay una nueva convocatoria a instancias oficiales de negociación. Desde el sector gremial y los trabajadores se señala que no se trata de un conflicto exclusivamente sindical, sino de una crisis administrativa de fondo.

Tampoco se observan señales de reestructuración: no se habla de cierre de plantas, venta de activos ni búsqueda de financiamiento para afrontar la deuda salarial o los compromisos con los proveedores.

Mientras tanto, crece la preocupación por una posible política de vaciamiento o abandono por parte de la empresa. La falta de respuestas alimenta la incertidumbre sobre el futuro de Verónica y sus 700 trabajadores.

 

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