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Qué riesgos tiene para la salud el humo provocado por la explosión en Ezeiza

La intensa columna liberada tras el estallido en el área de depósitos generó inquietud entre expertos.

La explosión y el posterior incendio en el área industrial de Ezeiza generaron preocupación inmediata entre los vecinos debido a la intensa presencia de humo, una columna oscura que se expandió con rapidez y obligó a implementar medidas de prevención.

Aunque el episodio despertó incertidumbre en los primeros minutos, los equipos de emergencia desplegaron un operativo que permitió contener el fuego y evaluar los posibles efectos en la salud. El análisis de la calidad del aire y el comportamiento del viento resultó clave para determinar el nivel de exposición de la población cercana, así como para definir las recomendaciones oficiales.

La onda expansiva provocó daños en viviendas cercanas y rompió varios vidrios.

El humo, producto de la combustión de materiales diversos dentro del predio —incluidos neumáticos y sustancias almacenadas en galpones— provocó incomodidad, ardor en ojos y molestias respiratorias en quienes se encontraban en las zonas próximas.

Sin embargo, las mediciones iniciales mostraron que las partículas dispersas no implicaban un riesgo inmediato para la comunidad, aunque sí justificaban restricciones temporarias para evitar irritaciones o cuadros leves asociados a la inhalación.

Impacto ambiental

El foco ígneo se desarrolló dentro de un parque industrial extenso, donde funcionaban depósitos logísticos, espacios de almacenamiento químico y empresas con materiales sensibles. La prioridad de los equipos de emergencia fue establecer un perímetro seguro que impidiera la propagación hacia sectores más vulnerables, entre ellos una planta frigorífica con amoníaco ubicada a pocos metros.

El trabajo coordinado de cientos de bomberos permitieron evitar un escenario de mayor gravedad. Aunque el incendio continúa activo, su propagación quedó limitada dentro de un área específica. Esto significa que el avance del fuego se mantiene controlado, pero aún se requieren jornadas completas de remoción de escombros, enfriamiento y vigilancia para prevenir reactivaciones.

Precauciones

Las autoridades ambientales y de emergencia difundieron una serie de indicaciones destinadas a minimizar el contacto con las partículas presentes en el aire. Entre las medidas más importantes figuran:

Mantener los hogares cerrados para disminuir la entrada del humo.

Suspender el uso de equipos de ventilación que tomen aire del exterior.

Evitar transitar por la zona del siniestro y alejarse de inmediato si la columna avanza.

Utilizar un paño húmedo para cubrir nariz y boca en caso de exposición accidental.

Estas acciones buscan reducir irritaciones, molestias respiratorias o síntomas leves que puedan presentarse en personas sensibles. Quienes experimenten ardor ocular, tos persistente, picazón en la garganta, dolor de cabeza o dificultad para respirar deben recurrir a los servicios de salud o comunicarse con los centros especializados para recibir orientación.

Explosión en Ezeiza.

Consecuencias

El trabajo dentro del predio dejó un saldo de heridos leves, principalmente por inhalación de monóxido y lesiones menores sufridas durante las primeras maniobras. Un reducido grupo permanece bajo observación en centros de salud, aunque no se registraron grietas graves ni complicaciones que pongan en riesgo la vida.

En total, más de trescientas personas trabajan en turnos rotativos dentro del comando unificado, entre bomberos, equipos médicos, policía, defensa civil y personal técnico. Su tarea continuará durante varios días hasta garantizar que no haya focos residuales ni riesgos de reactivación.

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