
San Jorge: A cinco años, el crimen de Florencia Gómez sigue impune
El gobierno y la familia ofrecen una recompensa de 20 millones de pesos para quien aporte datos certeros.
María Florencia Gómez fue brutalmente asesinada por un hombre que además abusó sexualmente de ella. Su crimen ocurrió en 2020, en la zona rural de la ciudad de San Jorge, y todavía permanece impune. Con cada año que pasa, la investigación se complica un poco más, pero su familia sigue luchando para impulsar la búsqueda del culpable.
Hay una recompensa de 20 millones de pesos para quien aporte datos certeros que lleven a los detectives hasta el femicida. La familia está convencida de que, además del autor del hecho, alguna otra persona sabe lo que pasó.
Era un lunes feriado, el 12 de octubre de aquel año, cuando ella salió a caminar por última vez. La pandemia azotaba a todo el mundo y regían en el país estrictas normas de aislamiento. En San Jorge (dentro del departamento santafesino San Martín), las personas salían a caminar y tomar aire y sol por las afueras, en zona rural.
Hacia un lote ubicado cerca de la ruta 13 se dirigió a pie María Florencia después de dejar a sus dos pequeñas hijas de 2 y 5 años con la familia de su expareja.
Aproximadamente a las 13.30, la mujer ingresó al campo. Caminó unos mil metros, hasta un cruce de caminos, y luego pegó la vuelta. Había sequía y el calor era extremo.

El ataque
En ese trayecto de regreso, ella fue emboscada. Debió ser una persona fuerte, porque María Florencia era de contextura robusta. Fue derribada de un violento golpe en la cabeza.
Ella posiblemente quedó muy aturdida, prácticamente indefensa. El agresor la llevó luego hasta detrás de un cañaveral ubicado unos metros más allá, para someterla sexualmente.
A pesar de la conmoción, ella habría tratado de defenderse con las pocas fuerzas que le quedaban. Debajo de sus largas uñas quedaron restos de piel que pudo arrancarle al abusador. Material genético de gran valor para la investigación.
Por último, el atacante utilizó una pesada piedra para terminar con la vida de su víctima. Se la arrojó en la cabeza. Luego, ni se molestó en ocultar el cuerpo. Sólo desapareció y su identidad sigue siendo por ahora un misterio.
“Pudo ser cualquiera el que la sorprendió, alguien que la conocía o alguien que no. Ella, por su forma de ser, era muy confiada. No tenía prejuicios respecto de la gente”, contó su hermano Diego.
El cadáver quedó prácticamente a la vista. Lo hallaron unos chicos que cazaban en la zona, apenas un par de horas más tardes. Muy cerca de ella estaba su teléfono celular y a unos 50 metros, tras un alambrado, la piedra que usó el asesino.
Investigación
“Con mi hermano Lisandro estábamos en Santa Fe, haciendo una intervención de murales en la comunidad aborigen Qom. Cuando nos dijeron lo que había pasado, no lo podíamos creer. Todo fue caos y desorden. La investigación tuvo una serie de irregularidades y nosotros estuvimos codo a codo con los detectives. Al principio, hubo al menos diez líneas. Luego, llegaron a 60 las hipótesis”, explicó Diego.
“Mi hermana tenía relación con mucha gente -agregó-. Ella militaba en el Partido Comunista y trabajaba sin descanso por los derechos de la mujer. Se estaba formando en el área de ‘violencia de género’, para fortalecer las actividades de esa temática en San Jorge.
"Esa lucha hizo que parte de la sociedad muy conservadora de la zona la estigmatice luego de su asesinato. Lo que le pasó a ella le puede pasar a cualquier mujer”.
No obstante, mucha gente, no sólo de San Jorge, sino también de Monje (donde María Florencia Nació) y Carlos Pellegrini (donde vivió por años), acompañó a la familia durante las multitudinarias marchas que se realizaron en los días siguientes al crimen.
“Al principio, la causa fue llevada adelante por el fiscal Carlos Zoppegni, pero con el tiempo el Ministerio Público de la Acusación brindó apoyo desde Santa Fe con otro fiscal, el doctor Omar De Pedro. Se trabaja mucho, pero el caso es complejo. Tenemos la esperanza de hallar al responsable. Siempre la vamos a tener”, enfatizó Diego.
“Sin dudas, en la investigación, el elemento más importante que tenemos se lo debemos a María Florencia. Ella nos dejó el ADN del hombre que la atacó, al rasguñarlo. Esa será la llave que nos lleve al asesino, un tipo sin ningún remordimiento, que descargó ese monstruo sobre ella y la dejó tirada como un trapo. No ocultó el cuerpo, tampoco el teléfono de ella”, gruñó.
“Al último recorrido que hizo mi hermana lo pudimos reconstruir gracias a los datos de su celular y también a una cámara de vigilancia ubicada en la cima de un silo. Así pudimos observar que quince minutos antes que ella ingresó al predio un sujeto en bicicleta. La imagen era lejana y todavía intentamos identificarlo. Tal vez pudo ser el criminal”, especuló Diego.

Falencias
“Al estar encima de la investigación, encontramos un montón de falencias. Hay un Banco Nacional de Registros Genéticos al que Santa Fe nunca aportó. El nuevo Código Procesal Penal de Santa Fe obliga, cuando hay sentencia firme, tomar una muestra de material biológico del condenado por cualquier delito. Hace poco nos enteramos de que la ley no se está cumpliendo.
"Entonces hay un banco de datos vacío”, se lamentó el hombre, que es veterinario y vive en barrio Guadalupe de la ciudad de Santa Fe.
Más adelante, Diego se quejó por la falta de apoyo. “Al fiscal De Pedro lo dejaron solo. Al principio tenía un equipo de trabajo, interdisciplinario, pero hoy vemos que no tiene a nadie para ayudarlo. Está atado de pies y manos. Algo muy positivo es la recompensa que ofrece el gobierno, que es de 16 millones de pesos.
"Nuestra familia agregó otros 4 millones para llegar a los 20 para cualquier persona que aporte datos que permitan esclarecer el caso. Estamos seguros de que alguien tiene información para brindar y le garantizamos la reserva absoluta de su identidad. Especialmente queremos pedir la colaboración de la zona rural de San Jorge y Traill”.
La familia de María Florencia es querellante en la causa y tiene como representante a la doctora Carolina Walker Torres.